viernes, 4 de junio de 2010

“LA” PSICOLOGÍA COMO CIENCIA


“La” psicología es una sola, la ciencia psicológica. La frase anterior no es más que una falacia, un mito, lo que Ribes (2004) llamaría el mito de la unificación paradigmática. Pues antes de preguntarnos si “la” psicología es ciencia o no, deberíamos hacernos las siguientes preguntas, ¿Podemos hablar de psicología o “las” psicologías?, si es así, ¿éstas comparten el mismo objeto y método de estudio o son totalmente incompatibles y/o inconmensurables? Y por último ¿Qué hace que una ciencia sea ciencia?.

En primer lugar hablar de “la” psicología resultaría ilusorio y no pasaría de ser un simple argumento demagogo, ya que para nadie de nosotros es novedad que existen los llamados “enfoques” en psicología, cada uno de ellos con objetos de estudio consensuado en apariencia, la conducta, pero con fines totalmente distintos (para conocer la mente, el aparato psíquico, la naturaleza de la misma conducta, etc.) del cual parten metodologías diferentes, causando esto una divergencia en el momento de abordar dichos objetos y fenómenos de estudio.

Lo único que tienen en común dichas psicologías, es que en la mayoría (por no decir todas) su aparato explicativo deviene de palabras pertenecientes al lenguaje ordinario, o mejor dicho de la perversión del lenguaje ordinario que un contexto científico solo desnaturaliza el abordaje de “lo psicológico”, a diferencia de otras ciencias como la física o química que desarrollan y exponen un lenguaje propio, un lenguaje técnico, inventado convencionalmente para denominar cosas o eventos.

De tal forma podemos puntualizar que dentro de las física y química, conceptos como peso atómico, quarks, electrón, etc. son utilizados de manera unívoca, por la gran mayoría de los miembros de dicha comunidad científica, y su significado no adquiere carácter polisémico como en el caso de los términos psicológicos (lo más ilustrativo seria los diferentes significados del termino creatividad), cuyo origen deviene de palabras del lenguaje coloquial (pensar, razonar, imaginar, sentir, etc.). Cualquier psicólogo en la actualidad considera a su lenguaje como técnico, aunque ignore el origen (social) de su uso, que a fin de cuentas se mezcla con el manejo que el hace.

El segundo Wittgenstein, el de las Investigaciones Filosóficas (1953, citado en Carpio, Pacheco, Flores y Canales, 2000) nos menciona que las palabras usadas en el lenguaje ordinario o cotidiano no son nombres, tampoco tienen una función designativa, sino que están estrechamente ligadas al uso histórico social en que fueron concebidas. Y son modificadas precisamente, por la compleja red social histórica en la cual son empleadas. Si alguien dice “tus argumentos tienen poco peso”, nadie diría que sus argumentos tienen pocos kilos o que sus ideas tienen unos cuantos gramos, sabemos que pesar significa determinar cuanta masa posee un cuerpo, pero en la frase el uso de la palabra peso esta ligado a consistencia o contundencia y cualquier persona lo entendería así. Del mismo modo hay que analizar que uso le damos a palabras como mente, espíritu, etc. y evitar darles categorías lógicas erróneas.

Consideramos que para que nuestra psicología tenga un carácter científico no bastaría con refinar nuestra metodología experimental o cuán eficaz es su pragmática, sino trabajar en su lógica misma, en la coherencia de su terminología y conceptualización, en la consistencia de un lenguaje propio. A pesar de que nuestro pasado etimológico (psique=alma) aparentemente nos termina por sentenciar, la solución no esta en desligarse de la psicología y hacer algo parecido a una conductología (1), como algunos autores lo han propuesto, lo más coherente es tratar de reconceptualizar los términos psicológicos, (así por ejemplo el alma no sería un fenómeno transcendental, sino aristotélicamente sería la esencia de todas las cosas, que en esos tiempos era el movimiento).

Entonces nos queda mucho trabajo por hacer, para ver una psicología científica: contar con una filosofía particular (una lógica para entender el mundo), una teoría y metodología con un lenguaje particular (coherencia y claridad de conceptos) y una tecnología que nos permita responder a las necesidades de nuestra sociedad.

Nuestra psicología, entonces, no es ciencia sino un proyecto de ciencia y son la minoría de la minoría, quienes van desarrollando este proyecto.


“La ciencia constituye una empresa para la búsqueda de estructura, operaciones e interrelaciones de las cosas y eventos; por tanto, la actividad científica está relacionada directamente con todas las demás actividades humanas.”
J. R. Kantor


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(1) Termino Acuñado por la Comunidad Los Horcones en 1974 referida a la Ciencia de la Conducta aplicado al diseño de una sociedad mejor.


Referencias


Carpio, C.; Pacheco, V.; Flores, C. y Canales, C. (2000). La naturaleza conductual de la comprensión. Revista sonorense de psicología 14, 25-34.

Ribes, E. (2004) “¿Es posible unificar los criterios sobre los que se concibe la psicología?”, Rev. Suma Psicológica, 11(1), 9-28.

Ribes (1990). Psicología general. México D F: Trillas.

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